Se levantó sonriente. Se sentía
feliz. Por primera vez en mucho tiempo había dormido bien, sin despertarse
cinco veces durante la misma noche. Mientras soñaba había tenido una gran idea
para una nueva historia. Eso era nuevo, hacía ya mucho tiempo que su mente estaba
vacía, seca, sin ideas. En ese momento la recordaba perfectamente, pero tenía
miedo que se le fuera a olvidar como le pasaba siempre que se le ocurría algo
mientras dormía. Para evitarlo estuvo pensando en su idea una y otra vez,
obligándose a memorizarla hasta que podía recitarla como si fuera una tabla de
multiplicar. Así comprobó que no se había equivocado y que valía la pena ponerse
a escribir su nueva historia.
Volvió a repasar mentalmente la idea.
Iba a intentar describir un futuro no muy lejano en el que las empresas
publicitarias tendrían un gran peso en la sociedad gracias al gran poder
económico que ganarían espiando a los consumidores para conocer sus hábitos y
sus intereses y así poder venderles sus productos de forma más eficiente. Todo
esto desbancando a la CIA y otras agencias tradicionales, pudiendo manejar
gobiernos y determinando como iba a ser la vida de cada individuo. Ya estaba,
se había convencido. Era perfecto, podía aprovechar el miedo que tenía la
sociedad a que sus secretos fueran revelados, eso siempre triunfaba. Ahora solo
tenía que convertirlo en palabras y crear algo original antes de que se le
ocurriera a alguien más.
Era el momento. Se dirigió a su
estudio con ilusión por escribir una vez más. Se sentó en la silla. Levantó con
cuidado la tapa del portátil, dejando a la vista el teclado negro. Sacó el
equipo del estado de hibernación al pulsar el botón de encendido para recuperar
su sesión anterior. Se abrió en su navegador de Internet donde había estado
viendo los periódicos la noche anterior, y en ese momento descubrió que la
realidad le había robado su idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario